El 8 de noviembre se lanzó el estuche conmemorativo  2016 de Ïcarö.  Tuvimos la oportunidad de escuchar a José Luis Duran hablar sobre sus vinos, en el  nuevo restaurante Bacalhau en Polanco.

" Es el último año de Coco Rosé.  Nuestro rosa mexicano, viene de la fermentación en blanco de un Grenache de más de 50 años, orgánico y un ligero toque de Moscato de Canelli, ambos del Valle de Guadalupe. Se producen aproximadamente 1200 botellas al año. Pronto tendremos Marella Rosé, un estilo muy clásico de las uvas Granache y Zinfandel de casi 40 años. Con el  vino rosado jugabamos con potencia y estructura. Ahora queremos ir a la fineza. Pienso que la gente está más enterada de los estilos, porque internet es un vehículo maravilloso que ha abierto las puertas de una manera insólita" , explica.

Marella  apela a la poesía de  Mario Benedetti comenta  José Luis. Benedetti contaba cómo se emocionaba cuando visitaba los distintos océanos. En el Pacífico con ese  mar frio del sur, llevaba sus miedos, angustias y pesares, y se enfrentaba a su lado oscuro, y en el Atlántico, se enamoraba, llevaba a sus amores y a sus hijos. "Eso hicimos con Marella con el azul lápizlasuli fresco, frio y aromático emulando esta parte del Pacífico,  y el Chardonnay emulando el Atlántico.  Eso es lo estamos lanzando ahora. Le cambiamos  en la etiqueta la falda a Marella. Ahora lleva uuna falda fina de hojas y ya no de ramas".

Para Duran reinventarse  resulta un juego de trabajar y crear aunque sea difícil. Comenta  que lo más interesante que hacen en el viñedo,  es el  ejercicio de ver pasar la noche, las estrellas, la bruma y vivir el tiempo.  Considera que son vinos emocionales y que  el lenguaje del vino es el de los aromas.  Agrega  que en la modernidad se usa la potencia el azúcar y el alcohol para llamar la atención, pues  el azúcar mueve el cerebro pero el problema del azúcar es que terminas quemando la sutilieza. "Nosotros hemos cambiado ese camino.  Seguimos con las texturas y nos vamos por los aromas. Tomamos el camino de  'la libre'  un poco inhóspito, pero a la vez es mágico. El vino nos obliga a entender al hombre viviendo en la naturaleza , no como espectador, si no en comunión.

Ïcarö 2013 

"En el 2008 se nos quemó la viña de la uva Nebbiolo.  La uva se achicharró. Esto nos hizo plantar una nueva viña eligiendo la arcilla, la loma, el clon.  Ese viñedo se tardó 5 años, y es el Nebbiolo que estamos probando ahora. Es nuestro vino emblemático, en el ponemos nuestro corazón y nuestros sueños".

El estuche, diseñado por Sebastian Beltran, reconocido escultor de Baja California,  lo hicieron para conmemorar este momento. Usaron el  color gris de las cenizas y el verde de las hojas, los cuales representan  la muerte y el renacimiento de la viña. Cada estuche tiene sus marcas propias.

 

 

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