El lugar ideal para re conectar con la naturaleza y vivir experiencias originales para aficionados a la buena mesa. 

Sentada frente a un ventanal que da a las viñas me encuentro en un desafío delicioso. Mi único problema es decidir si quiero reservar la cata de vinos que sucede hoy en la tarde al anochecer, o si quiero tomar un masaje en el spa, o si mañana me inscribo para un workshop de bebidas fermentadas o de pickles, o si prefiero  pasear por los jardines de la propiedad.

Texto y fotos: Vivian Bibliowicz

Las opciones abundan y según entiendo a Six Senses lo único que le importa es tu bienestar, sea que quieras hacer un detox, tomar una clase de yoga, inscribirte en un taller para aprender a hacer sowerdough o encurtidos, descubrir si  tu sueño está balanceado, o visitar las bodegas de vino que habitan la región del Douro. Hay opciones para todos los gustos.

A mí lo que me gusta es comer y por eso inicio este periplo gastronómico desde el mismo instante que llego al hotel.

Descubro que hacen su propia agua tónica y que el pan de algarroba y el dip de coliflor asada son imperdibles. Así inicio este almuerzo relajado para comenzar a conocer las propuestas culinarias de Six Senses en el Douro.

Estoy en el restaurante de cocina abierta probando el menú tradicional donde se celebra lo que la tierra ofrece. Comenzamos con una deliciosa ensalada de zanahorias asadas y naranja, una tostada de jamón con hinojo, pataniscas de pulpo para luego comer un robalo asado con papitas perfectas, todo con un sabor profundo que da el método de cocción del horno de carbón catalán llamado Jasper. Terminamos con el famoso pudín Abade  de Priscos, un postre clásico portugués del siglo XIX, nada sencillo para lograr la consistencia y profundidad de sabor.

La sala principal es amplia y decorada con textiles que le dan los toques de color y crean un ambiente acogedor.

Recorriendo el hotel entré a conocer el Earth Lab en donde se lleva a cabo un sin número de investigaciones que hacen que la flora y fauna de la zona se conserve. Puedes enterarte de lo que crece en los alrededores, como los hongos que producen en troncos de eucaliptos en un ambiente 100% natural sin el control artificial de humedad y temperatura.

También es un santuario de burros de Miranda de Douro los cuales antes eran usados para trabajar en el campo y ahora son mascotas del lugar.

Se ocupan de sus compostas  para transformar los residuos de la cocina y los jardínes. La miel la obtienen localmente y además acogen a los insectos que son los que polinizan y controlan las plagas.

Recolectan los corchos para reciclarlos, cosechan hierbas aromáticas en su propio huerto que luego enfrascan para la venta y uso en la cocina.

El huerto tiene siete hectáreas, un equipo de seis personas que no usan químicos y hacen todo lo mas ecológico posible, lo cual hará que las especies nativas comiencen a reaparecer, porque se adaptan sin necesidad de químicos y se reduce la necesidad de agua.

Sugiero den un paseo por el huerto que además, tiene unas vistas de la propiedad super lindas.

Es hora de la cata planificada y me siento a la mesa del Wine Library frente al sommelier Fabio Monteiro que mientras me explica que el Douro es  Patrimonio de la Humanidad por Unesco desde 2001, catamos  dos vinos: el blend blanco de Casa Santa Eufémia, Eufemia Reserva 2019, Douro Flor das Tecedeiras  2019 del enólogo  Rui Cunha y y tres portos: Porto blanco de 10 años ideal para degustar con quesos regionales; luego un porto tawny envejecido en madera y por último Van Zellers & Company (1620), Late Bottle Vintage 2016 sin filtrar, del enólogo Cristiano Van Zeller. Un porto que muestra las características de su terroir con gran elegancia.

La mesa del chef

Favorito sin duda, este lugar es un privilegio. Sólo se reserva para un mismo grupo pequeño o para una pareja o para un comensal, una sola vez por noche. Si consigues reservar frente a esta bella cocina siéntete completamente agasajado.

El chef Nuno Matos te sirve cada platillo mientras conversa contigo y te explica sus ingredientes. De inmediato percibirás su pasión por la cocina y  garantizo que será una experiencia inigualable.

Nuno atravesó la carrera de física en Coimbra, su ciudad natal, pero se dio cuenta que ese no era su mundo.

“Siempre tuve buenos momentos alrededor de la comida y sabía que lo podía hacer profesionalmente. Me inscribí en un bachillerato en Estoril en producción alimentaria y restauración, mientras hacía prácticas y trabajaba.

De todas las decisiones de mi vida hay dos principales: la primera fue mi mujer que conocí en Polonia y la segunda fue la cocina”, apuntala.

Luego de haber trabajado en el restaurante Zaranda(dos estrellas Michelin) regresó a Portugal y se integró al equipo de Six Senses. Es un chef ordenado, preciso e impecable lo cual le permite trabajar en una cocina abierta al público.

Utiliza los ingredientes de una manera creativa  siempre tratando de sorprender al comensal, algo que hace que la experiencia del chef’s table sea única.

Nuno considera que no hay tiempo en la vida para estar enfocado en su ego y está absolutamente seguro que todo es un trabajo de equipo.

“Todos tenemos un background diferente y compartir es la clave. Trabajamos muchas horas pues ser cocinero es una profesión cansada y no debo aportar más estrés a mi gente…no creo que eso logra que sean más productivos.

Las ganas de aprender es lo que busco en un cocinero; todo lo técnico se aprende, de lo sencillo a lo más complicado. La actitud es lo que importa” asegura.

La experiencia inicia con calabaza cocinada al horno de leña, avellanas y granada, sazonadas con miso de garbanzos hecho en casa. Luego carabinero sobre un caldo frío de almendras, con aceite de albahaca y vainilla, uvas, almendras tostadas y caviar de trucha.

La berenjena fermentada cinco días con acelgas, ambas cocinada al carbón, con un toque picante gracias a la salsa de guindilla, ajo y vinagre fue realmente deliciosa combinada con el puré de camote.

Luego mero cocinado en el jasper con  puré de chirivia asada, caviar y salsa  bordalesa para pasar al faisán que habita esta zona, con brandade de alcachofa de Jerusalem, betabel asado,  vinagre de vino tinto y demiglace.

El chef fue anteriormente en su carrera jefe de partida de pastelería y le pone mucha atención a este tiempo (que se notó) con un postre de helado de vainilla, flor de sal, mostaza en caramelo, crumble de mostaza, frambuesa fresca y  frambuesa congelada.

Las opciones para almorzar y cenar también con la gastronomía creada por el chef  Nuno, las encuentras en el bello restaurante Vale Abraão donde una chimenea acogedora te recibe  y tienes un menú amplio para escoger lo que te agrade de una selección ligada a los productos estacionales.

También existe la opción de comer en el Quinta Bar platillos ligeros y beber un cocktail. Hay tapas, flatbreads y sandwiches.

En las tardes disfruta de una selección de tés y un pastel mientras lees tu libro favorito. En el verano entra en acción el barbecue y el bar de la piscina.

Más información sobre otras actividades alrededor del hotel en www.sixsenses.com

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