Gabriela Ruiz, chef del restaurante Carmela y Sal, nos propuso una noche muy especial. Nos llevó de la mano, pasito a pasito, a comer canciones.

«Cuando era niña me colaba en la selva. Rodeada de árboles, seguía las líneas de luz que se dibujaban entre sus troncos y me llevaban hacie el cielo. Siempre quise comer ahí. Ahora puedo, y ustedes también».

 Gabriela Ruiz es una mujer intuitiva y sensible. Su comida viene desde un lugar muy adentro de ella. Confía en lo que le gusta y lo sigue hasta el final. Le emociona ver a la gente comer, y logra transmitir sus sentimientos.Le gusta escribir y por eso inventó a un personaje maravilloso que se llama Carmela. Gaby cuenta sobre los cacaotales a través de su voz. «Carmela es un personaje que por medio de historias hace que la gente recuerde el campo y voltee a mirar otra vez hacia la tierra».

En una cena fuera de serie en Carmela y Sal, nos invita a comer las canciones del grupo musical Monsieur Perine. El encanto tropical de este grupo le fascina al punto que creó un playlist para su restaurante. Monsieur Perine está conformado por colombianos de un maravilloso pueblo llamado Villa de Leyva. Brillaron junto a Gabriela Ruiz, que con entusiasmo y entrega, nos llevó paso a paso por el repertorio musical.

«Siempre he creído que la música es igual de importante que la comida. He recorrido canción por canción para escoger la música que sabe a mi comida. Los acordes mayores te dan felicidad, alegría, júbilo; los agudos saben a acidez como la de un limón; los graves son amargos como un chocolate; las percursiones son crujientes; los sonidos electrónicos me saben a alcohol; los instrumentos de cuerda tienen textura gomosa, y el jazz, es como queso derretido. Las rancheras saben a insectos y a una nota picante acidita».

Inició la experiencia con «Veneno». Unas tostadas de hebra nos llenaron la boca y el espíritu. Eramos capaces de comernos toda una bandeja. Las maridó con negroni Sbagliato hecho con Champagne Möet & Chandon.

«Así como los artistas hacen colaboraciones decidí invitar al chef Rodrigo Estrada (Agua y Sal) a servir un ceviche a La Leña, mientras escuchamos la canción «Bailar Contigo». Me encanta ese ceviche porque me sabe a nostalgia por la leña, y con ganas de bailar, por su acidez. Esperen que empiece la canción y coman este ceviche tibio con la cerveza 3L. Tendrán la sensación de estar en la playa cuando entra la noche», asegura.

Para la canción «Guayabas y Flores» preparó un paté de hígado de pollo y compota de guayaba maridado con Nebbia Joven. «Cuando me imaginé el plato me sentí bailando una canción tropical. Me sentí sensual, como una guayaba cocida lentamente con azúcar, clavo y especias, compotada y ahumada.

«Me vas a hacer falta» llegó con el chilmol maridado con tequila Revolución Reposado. «Cuando escuché el bolero (de los años de los abuelos) pensé en un plato que sabe a humo y a carne de cocción lenta con cebollas y pimientos asados. La ensaladita de arriba hay que comérsela después… cuando se empieza a sentir que la canción se pone feliz», aconseja.

 

 

El Infinito de Fernanda Prado, chef repostera invitada a colaborar en esta noche, llegó con aromas a lavanda futurista, comenta Gaby que la siente como una lavanda aereada, fría, y con tanta frescura, que logra limpiarte el paladar. El «Encanto Tropical» cerró la noche en manos de Prado, con un falso bizcocho de guanabana.

 

 

 

 

 

 

 

» ¿A qué sabe Monsieur Perine?. Pues a nostalgia con ganas de bailar, pero también sabe a cítricos, a frutas tropicales, a canela , a piloncillo y a café».

 

 

 

 

 

 

 

 

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