La bodega más antigua de Baja California inició sus operaciones en 1888. Cuenta con 350 hectáreas sembradas de 21 variedades de vides en los valles de Santo Tomás, San Antonio de las Minas y San Vicente Ferrer, de las cuales 16 son tintas y cinco blancas. Sus 43 etiquetas abarcan 12 líneas de vinos elaborados por la enóloga Laura Zamora, quien con 40 años de experiencia en el mundo vinícola ha obtenido 165 medallas.
ES LA PRIMERA vinícola de la región que trabaja con el uso de la fuerza de la gravedad para la elaboración de sus vinos. Debajo de un cielo ensenadense de colores pasteles conmemoramos los 130 años de vida de Bodegas Santo Tomás. Recorrimos la historia atravesando los pasillos de la cava mientras admiramos piezas de la colección privada y fotos de recuerdo de la vida de la bodega. Santiago Cosío, Director General de la Bodega, emocionado recuerda a Loreto Amador, Andonaegui, Ormart, al general Abelardo Rodríguez, a su abuelo Elías y a su padre Antonio, presente en el evento. También le habla a los enólogos Dimitri Tchelistcheff, Esteban Ferro, Hugo D’Acosta, Laura Zamora y Toño Varo. Agradece este enorme legado a Dios, a la vida y a toda la gente que trabaja con ellos. También al agua, a la tierra, al viento y a la naturaleza que les permite extraer sus frutos. A su familia que le enseñó a amar a la gente y a su trabajo. Recuerda que la Bodega de Santo Tomás inició sus labores tan solo seis años después de fundada la ciudad de Ensenada y afirma que la gente de esta ciudad considera la bodega como uno de sus símbolos. Reivindica el compromiso que tiene con la comunidad ensenadense a través de la creación de la Plaza Santo Tomás, el Centro Cultural de Santo Tomás, la Escuela de Vinicultura y el Museo Santo Tomás.
Historias que se entrelazan con Bodegas Santo Tomás
Pau Pijoan recuerda cuando nació la escuelita de Hugo D’Acosta en 1988, año en el que llegó a vivir a Ensenada. «Fue aquí mismo en Santo Tomás (donde estamos parados) donde nació La Escuelita. Yo soy científico y empecé a hacer vino como hobby. Soy de la generación de 1999. Hugo nos daba clases gratuitas porque pensaba que no iban a venir inversionistas. Nos reuníamos en la oficina los martes y jueves y los sábados íbamos a ver viñedos. Acá en la embotelladora de Santo Tomás guardé mi primera barrica de vino. El vino se llama Leonora elaborado con Cabernet Sauvignon y Merlot. A Victor Torres Alegre le tocó participar en la conmemoración de los 100 años de Bodegas Santo Tomás. «Estamos en la calle donde justo debajo habían túneles por donde pasaba la uva. Recuerdo que Octavio Jiménez era el ingeniero químico que les daba asesorías. Pero los cambios importantes en calidad los hizo Hugo D’Acosta. Allá quedaba el primer restaurante que era de Hugo y donde Benito Molina empezó a trabajar. Éramos muy poquitos en el Valle. Solo cuatro. Ahora somos como 150».
Historia
En 1888, Francisco Andonaegui y Miguel Ormart compraron y fundaron Bodegas de Santo Tomás. Dos décadas más tarde, llegaron al Valle de Guadalupe migrantes rusos que se establecieron en la región. Abelardo L. Rodríguez, ex presidente de México, convenció a los rusos de plantar viñas con la promesa de comprarles la producción, iniciando la viticultura al norte de Ensenada. En 1939 la bodega fue la primera en embotellar el vino en la región. La maquinaria utilizada para tal proceso aún existe, resguardada en el Centro Cultural Santo Tomás. ES LA PRIMERA vinícola de la región que trabaja con el uso de la fuerza de la gravedad para la elaboración de sus vinos. Debajo de un cielo ensenadense de colores pasteles conmemoramos los 130 años de vida de Bodegas Santo Tomás. Recorrimos la historia atravesando los pasillos de la cava mientras admiramos piezas de la colección privada y fotos de recuerdo de la vida de la bodega. Santiago Cosío, Director General de la Bodega, emocionado recuerda a Loreto Amador, Andonaegui, Ormart, al general Abelardo Rodríguez, a su abuelo Elías y a su padre Antonio, presente en el evento. También le habla a los enólogos Dimitri Tchelistcheff, Esteban Ferro, Hugo D’Acosta, Laura Zamora y Toño Varo. Agradece este enorme legado a Dios, a la vida y a toda la gente que trabaja con ellos. También al agua, a la tierra, al viento y a la naturaleza que les permite extraer sus frutos. A su familia que le enseñó a amar a la gente y a su trabajo. Recuerda que la Bodega de Santo Tomás inició sus labores tan solo seis años después de fundada la ciudad de Ensenada y afirma que la gente de esta ciudad considera la bodega como uno de sus símbolos. Reivindica el compromiso que tiene con la comunidad ensenadense a través de la creación de la Plaza Santo Tomás, el Centro Cultural de Santo Tomás, la Escuela de Vinicultura y el Museo Santo Tomás. Historias que se entrelazan con Bodegas Santo Tomás Pau Pijoan recuerda cuando nació la escuelita de Hugo D’Acosta en 1988, año en el que llegó a vivir a Ensenada. En 1962 Elías Pando adquirió la empresa y contrató como enólogo a Dimitri Tschelicheff, quien introdujo las varietales Cabernet Sauvignon, Pinot Noir y Chardonnay, así como los tanques de acero inoxidable y barricas de 225 litros para añejamiento. Antonio Cosío tomó el cargo de la vinícola y la trasladó al Valle de Santo Tomás. Luego el enólogo Hugo D´Acosta redujo rendimientos de las vides con la finalidad de elaborar vinos de mayor expresión. El 1995 el arquitecto Alejandro D´Acosta inició la construcción de la bodega con materiales reciclados y elementos de la zona. Santiago Cosío dirige la bodega en la actualidad y le apuesta tanto a la calidad de los vinos como a establecer un vínculo muy cercano con la cultura del lugar y su gente.
HAZ TU PROPIO VINO En una libreta escribimos nuestro nombre. Frente a nosotros teníamos cuatro caldos de uvas: Barbera (ligera, ácida que aporta frescura); Cabernet Sauvignon (taninos, corpulenta); Syrah (amarga, especiada) y Tempranillo (estructura, carnosa), junto a una probeta para hacer la mezcla. Vivimos la experiencia de crear nuestro propio vino y diseñamos la etiqueta personalizada.
CENA EN CAVAS MIRAMAR Un menú inspirado en productos de temporada en manos del chef de Malva, Roberto Alcocer, inicia con una oda a los vegetales del huerto: aguachile de chayote, aguacate, salicornia y chile serrano. Luego tostada inversa con salpicón de jurel. Como plato fuerte escolar glaciado de frijol negro, ajo negro y escabeche. El postre panacotta de vino tinto y frutos rojos.
ACEITE DE OLIVA La Bodega Santo Tomás cuenta con 120 hectáreas de olivares con 16 variedades de aceitunas con las que elaboran aceites de oliva en el Valle de San Vicente Ferrer. Entre ellas la aceituna Sevillano, originaria de España, presenta notas herbáceas y mentoles. La Ascolano, originaria de Italia, tiene notas a romero y tomatillo y la Misión, de Baja California, recuerda pimientos verdes y tomillo. Los aceites han sido premiados internacionalmente en 25 ocasiones en los concursos: • Armonía en Italia, Los Angeles • International Extra Virgin Olive • Oil Competition y en New York Olive Oil Competition.