La avenida D’Ávila tiene un nuevo inquilino que ha llamado la atención de sus vecinos y les ha llevado a sonreír con felices expectativas.
Desde noviembre hay una marisquería contemporánea que cuenta con un espacio de 500 metros cuadrados que alberga a más de cien personas y que abre a diario tanto para el almuerzo como para la cena.
El trabajo de interiores de este restaurante logra dar la sensación de que compartes lugar con los típicas pescaderías donde se trabaja el pescado sobre estantes de mesa inoxidable.
Ingresas al restaurante por la barra decorada con esa intención y desde el primer contacto percibes que encontraras los ingredientes más frescos del día para disfrutar a mano llena.
El ambiente de la sala principal te lleva a un espacio típico de la costa con colores alegres y motivos náuticos. Cuentan con un club para niños lo que invita a reuniones familiares con la seguridad que habrá menús dirigidos a los pequeños.
El chef Vasco Lello (Portalegre) aceptó la invitación de hacerse cargo de este restaurante sintiéndose seguro “como pez en el agua” por su ya reconocido por su conocimiento en la materia. Vasco pasó por las cocinas de Bica do Sapato; Valle Flor, en el Pestana Palace; Tivoli Seteais; Albatroz en Cascais y finalmente como chef ejecutivo en Memmo Principe Real del grupo Seame.
Confía que el comensal recibe el mensaje que va a encontrar las opciones de pesca del día igual que en una pescadería donde un día hay una cosa y al otro día otra.
“Es un privilegio conseguir servir pescados y mariscos de todas las costas portuguesas, pues tenemos proveedores de Peniche, Nazaret, Algarve y San Miguel en los Azores.
Las ostras llegan de tres sitios diferentes y hago el pedido dos dias antes para que logren conseguirlas. Hay productos que no se logran tener, entonces cuando hay menos variedad toca pedir mas cantidad de lo que está disponible”, aclara Vasco.
En Lota D’Ávila se disfruta de mariscadas con variedad de productos como erizos, camarones, cangrejos, ostras, langostas, navajas y almejas.
Iniciamos con chocos fritos en tempura con mayonesa de ajonjolí negro y limón y croquetas de cangrejo con salsa tártara mientras esperábamos los cocteles de la casa, como el Lota que lleva ostra, vodka, vermouth y alcaparra; el Corrico con gin, matcha, tomillo, pepino y limón y un clásico Negroni que contiene gin, campari y vermouth.
El lirio llegó ahumado (luego de haber marudado por tres días) y con almendras de Algarve y naranja. El salmón lo sirven con burrata y la mariscada en este caso fue la opción del chef para ese día que llevaba ostras, camarones cocidos, erizos de Ericeira, patas y el caparazón del cangrejo.
Los pescados los puedes pedir a la plancha o a la sal dependiendo de su peso y de la cantidad de personas que lo comparten.
La paella que degustamos fue la negra de calamar con pulpo y aioli para dejarnos con la barriga llena y el corazón contento. También hay paellas de bogavante y de cabrito asado, si quieres conectarte con la tierra, que además lo harás al final de la comida con el prego que consiste en un sandwich de carne acompañado de papas fritas. Sí. En Portugal este platillo se come como si fuera el postre, al final de la comida.